El l 3 de abril de 2021 falleció en Barcelona Santiago Brugalla Aurignac (Barcelona, 1929). Fue el audaz y retardatario introductor de las vanguardias de arte (informalismo, surrealismo, cubismo) en la encuadernación de arte española del siglo XX. Abierto a la modernidad pluricultural defendida en la Ciudad Condal por Sebastià Gasch, en ruptura franca con la arqueología cultural de la Reinaxença, compaginó en sus encuadernaciones el dorado tradicional con los decorados cubistas de Picasso y Braque o con las osadías dadaístas de Iliazd. Rasgo descollante de su estilo son los alto y bajorrelieves con audaces efectos de profundidad, abombamiento y realce buscando la expresividad táctil típica de la pintura matérica de Tàpies o las pequeñísimas manchas perdidas diseminadas sobre amplios espacios características de los cuadros de Miró.
Santiago Brugalla pasaba tiempos muertos de su infancia en el taller que su padre, el gran Emilio Brugalla Turmo, tal vez el mejor encuadernador español del siglo XX, y de su tío José Brugalla. Desde 1929 había aprendido allí a encuadernar. Encuadernador, pues, casi innato, “niño de la guerra” de todo punto avezado por su empeño personal insoslayable de hacer bien su trabajo y por su esmerada formación cultural, artesana y artística, hacer llevadera la larga sombra tutelar de un progenitor tan eximio le condujo por extraños vericuetos a convertirse en uno de los encuadernadores españoles más audaces del siglo XX. Siempre bien acogido por bibliófilos tan decisivos como Bartolomé March Servera, Saul Shapiro, Alice Galvin, Javier Serra, Jorge Carulla, Jill Oriane Tarlau y por los bibliófilos californianos, desde 1943 había adquirido una formación en la construcción, dorado y restauración de libros antiguos; estudió en el Instituto de Teatro de Barcelona con Josep Mestres Cabanes, donde aprendió escenografía, pasó por la Escuela de Artes Suntuarias Massana y por la Escola Superior de Disseny i Art “Llotja” (ESDA), donde aprendió en la sección de grabado, como discípulo de Teodoro Miciano.
Queda pendiente una exposición monográfica que nos permita ver y conocer como se merece la obra de este encuadernador inigualable.
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