El bibliófilo barcelonés Ramón Miquel y Planas consideró el coleccionismo de encuadernaciones “la suprem a manifestación de amor al libro, aquella en el que este amor llega a alcanzar los caracteres de un verdadero culto”. Es cierto, pero contemplando el libro solo como objeto bello y suntuario, el bibliófilo solo atento al aspecto exterior del libro puede acabar ignorando su contenido literario. Ramón Miquel y Planas Luciano de Samosata acertó en su diatriba contra los bibliófilos: si alguien que no supiera tocar la flauta comprara la de Timoteo o Ismeneo, ¿podría solo por esa adquisición sacar notas musicales de ella con el arte adecuado? ¿Podría alguien que no fuera Filotectes tensar el arco de Heracles y hacer un disparo tan certero como él? La valoración del continente por encima del contenido del libro...
Encuadernación y artes del libro