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Mostrando entradas de junio, 2012

Filigrana

La filigrana deriva del entrelazamiento del diseño del alambre en la red del fondo del molde, de modo que la impresión de estos alambres, así como los mismos alambres más o menos espaciados del fondo dejan traslucir líneas semitransparentes sobre la superficie del papel cuando éste se observaba al trasluz. Estas marcas que se usaban en los papeles de los libros antiguos presentaban gran diversidad de formas. Unas veces eran simples estrellas, cruces o ini- ciales de fabricantes; otras, sofisticadas marcas heráldicas o emblemáticas que representaban el escudo de una ciudad o el lugar donde se fabricaba el papel. Entre las filigranas más conocidas utilizadas en los libros de los siglos XVI y XVII encontramos manos, guantes, aguamaniles, hojas de encina, águilas con aureola, guirnaldas con hojas, cabezas de machos cabríos, testas de unicornio, dragones, jarros, columnas y coronas (figs p. 71). El repertorio de Charles M. Briquet Las filigranas (1907) reprodujo exhaustiva- mente muchos

Encuadernaciones en madera: Alain Taral, Antonio Pérez-Noriega

Encuadernación jansenista  no es solo la que está  compuesta por un solo material desprovisto de adorno,  sino también la que no presenta en sus tapas o lomo otra referencia plástica diferente al nombre del autor y al título de la obra. En la encuadernación clásica este material único y englobante, una suerte de lienzo virgen, suele ser la piel y las pocas (y significativas) intervenciones que se hacen sobre ella han sido doradas con pequeños hierros (encuadernaciones de Boyet del siglo XVII). El soporte también pueden serlo papeles y cartones. No suelen sin embargo quedar libres de adorno materiales más raros en encuadernación como la baquelita (Joseph Taupin), el aluminio (Paul Bonet), el cobre (Germaine de Coster), el caucho (Anne Goy y Jean de Gonet), el polivinilo (Philipe Fié) y el policarbonato (Edgar Claes). Se llama también jansenista, esta vez en sentido genérico,  a la encuadernación que solo recibe ornatos nimios, también a una enc

Alberto Durero, pintura y encuadernación III

La producción alemana tardogótica y renacentista, los cuadros de Matthias Grünewald, Alberto Durero, Lucas Cranach, Hans Holbein y, en general, el arte de la Reforma permite definir un  modo de representación de encuadernaciones que consiste en alterar el tamaño, ornamentación y colores ligatorios en aras de la expresión de una fe religiosa y piedad fuertemente subjetivas que algunos han llamado misticismo cristiano. Este "expresionismo", que se desarrolló en Centroeuropa, incorporó elementos y tomó puntos de referencia tanto del realismo gótico-flamenco como del canon de belleza ideal del Renacimiento italiano, que, una vez asimilados, criticó vigorosamente. La realidad de las encuadernaciones pintadas en los Países Bajos proporcionó, en efecto, a los pintores del norte el modelo (suponemos que junto a las encuadernaciones reales) que debía ser deformado en aras de la nueva filosofía iluminada o pietista. Por otro lado, la belleza ideal miguelangelesca, su neoplatonismo,