Daniel Knoderer o la negación del paralelepípedo La forma de la encuadernación no ha variado básicamente a lo largo de los siglos. Raras veces ha sobrepasado el marco del paralelepípedo que le impone el códice. Por ello siempre ha vivido la puesta en cuestión de esta fijeza y monolitismo del patrón externo como una excepción, como un atentado a su identidad en tanto que objeto reconocible en el espacio. Cuando, en 1887, el encuadernador parisino Léon Gruel estudia en su Manuel historique et bibliographique de l´amateur des reliures las que llama “encuadernaciones botella”, formas heteróclitas fuera de lo común, las sitúa en un epígrafe titulado “encuadernaciones de formas raras e irregulares” y cuando utiliza estos dos dos adjetivos les da evidentemente un sentido peyorativo. En el siglo XX la alteración de la forma estandard del libro encuadernado ha sido realizada con intención deliberada de transgredir una norma
Encuadernación y artes del libro