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Hélène Ségal o el minimalismo retenido


Hélène Ségal es una encuadernadora formada en la UCAD (dos años) y escuela de La Cambre (cinco años desde 1989) con Liliane Gérard, una de la discípulas predilectas de Micheline de Bellefroid, y por esta vía llega a ella el jansenismo y la búsqueda de la línea pura de Vladimir Tchékéroul. Sus decorados, de aparente simplicidad,   consisten en escuetas geometrizaciones dominadas por una elegante sobriedad y discreción; son parcos y  de colores  tenuemente apagados. Como en Sün Evrard, a diferencia de las estridencias cromáticas de Véronique Sala-Vidal, los colores de Hélène Segal transmiten sonoridades muy retenidas y sensibles: el color, estructurante de la forma, es constructivo. El bibliófilo Nicolas Galaud ha sabido apreciar el rigor y la sobriedad  de estos decorados, su traducción  de los textos literarios, el  rigor técnico y el perfeccionismo en la ejecución, que también han llamado la atención de la Biblioteca Municipal de Reims, ciudad en las que esta encuadernadora ha instalado su taller, y del coleccionista belga Michel Wittock. Sus diseños se dejan impregnar por el texto, casi siempre poético (Paul Verlaine, Paul Éluard, René Daumal, Rainer Maria Rilke). Para Un Coup de dés, de Mallarmé, interpreta los blancos y negros de la tipografía con un decorado minimalista de tenues contrastes. Ama la sobriedad del pergamino, el box por su cara lisa y el papel Japón teñido. Ha escrito Segal: “No me gusta que se califiquen mis decorados de minimalistas, pues este adjetivo es empleado en un sentido peyorativo, o bien hace referencia a la corriente artística minimalista. Esto me parece abusivo. Creo que lo que hago se inscribe mejor en la tradición de la encuadernación decorada, es decir, un arte decorativo que tiene una historia, una cronología, reglas de construcción como la simetría, la proporción y la repetición.... Y yo empleo estas reglas en consonancia con mi sentido de la estética, con mis gamas de colores con el fin de servir a textos editados. Para expresar mi pensamiento citaría estas palabras que Max Jacob dejó escritas en su Arte Poética: “Tan bien, tan bien escrito que al final no queda nada ”.

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