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La encuadernación manierista: Tommas Maioli



La edad de oro de la encuadernación renacentista europea abrió paso en la segunda mitad del siglo XVI a una nueva forma de decorar los libros sofisticada e ingeniosa crítica para con la natural sencillez y monumentalidad clásica imperante hasta entonces. Es el estilo manierista, bien caracterizado por la crítica expresionista alemana (M. Dvorak, W. Friedländer), que destacó como rasgos formales propios las tendencias espiritualistas, anticlásicas, anormativas e irracionalistas. Hans Hoofmann añadió la “fuga del espacio, la tensión, el alargamiento de la estructura y la luz resbaladiza”. Harnold Hauser atribuyó al arte del manierismo el juego afectado de las formas, el virtuosismo, la demostración y alarde de habilidad y la búsqueda de la belleza en la paradoja y en la mueca atormentada. En el ars ligatoria el manierismo está presente en los trabajos del “encuadernador del Arco de Cupido” y en algunas de las encuadernaciones patrocinadas por el mecenas y bibliófilo Tomasso Maioli, secretario de la reina Catalina de Médicis entre 1572 y 1575.

La ornamentaria de Maioli (act. 1550-1565) presenta rasgos contrapuestos a la corriente patrocinada por Jean Grolier: el grácil delineado y los espirales curvilíneos de sus trazados (geometrizaciones quizá de las decoraciones de los márgenes de los manuscritos góticos) contradicen las rigurosas compartimentaciones de las encuadernaciones de Claude Picques o los hermanos Angelier. En Maioli el decorado consiste en flotantes elipses, blandos entrelazos y virtuosistas volutas marcadas con levedad, apenas punteadas. El conjunto del decorado presenta una apariencia de fina capa de granos de polvo dorado que, recordando a Harnold Hauser, podemos describir como “un castillo de fuegos artificiales del que brotan chispas y colores” y del que se desprende “un místico resplandor de piedra preciosa” (Gustav Rene Hocke). Los adornos se colocan en función de la perfección en el trazado de la curva recordando los grotescos de Durante Alberti y Alesandro Allori. Ernest Roquet describe con lúcida y sensible plasticidad el arte de Maioli : “Fue, en suma, un nuevo estilo lo que se adoptó. Éste consistió en curvas de varios filetes que formaban divisiones que se enmarañaban con ingenio. Pero, como estas ordenaciones del espacio presentaban todavía cierta sequedad, se decidió llenar con entrelazos los espacios que habían quedado desnudos. Se añadieron primero hierros aldinos azurados o filetes que destacaban aislados o alzados sobre ligeros roleos, y como el efecto que causaban complació a los mecenas se llegó a una decoración de una gran riqueza ciertamente de buen gusto. Se utilizaron primero tupidos ramajes, palmetas alargadas, flores de lis, margaritas, y estos motivos alternaron con roleos muy ligeros que se enroscaban en espiral varias veces sobre sí mismos. Este sistema de decoración, cuya composición podemos encontrar un poco confusa a causa del enroscamiento de los roleos y a causa de todas las florecillas diseminadas, creó, sin embargo, un bello contraste con la rigidez de los entrelazos; las hojarascas del dibujo marcado que se destacaban con nitidez contrabalancearon este deslumbramiento permitiendo descansar al ojo agradablemente”.

Los decorados de Maioli están aún lejos de la sociabilidad retórica y la exuberancia del barroco pleno, pero prefiguran la sutileza y las argucias conceptuales del culteranismo y marinismo literarios. Entre ellos y la encuadernación del barroco pleno media una etapa de transición representada por las primeras encuadernaciones á la fanfare (1560-1615), algunas de las cuales también fueron patrocinadas por Maioli.


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