Guadalupe Roldán Morales es una de las encuadernadoras de arte
españolas más reconocidas en el actual panorama. Hace unos días le
propuse un cuestionario sobre su modo de entender la profesión; le pedí también
que me hablara de su propia experiencia en este bello y difícil trabajo que es
encuadernar libros decorados con diseños de arte. Ella no sólo accedió a a mi pretensión respondiendo a mis preguntas, sino que,
además, quiso explayarse sobre algunos de los asuntos candentes en el oficio. Creo, por ello, que lo que ella dice en esta entrevista podrá interesar a sus
compañeros de trabajo, a los que aprovecho para invitar a intervenir en foro abierto sobre los asuntos departidos. Pero, antes de entrar en materia y tras agradecer a Guadalupe su colaboración
desinteresada en este blog dedicado a la encuadernación de arte, quisiera decir unas
palabras sobre su trayectoria profesional y hacer una sucinta glosa de sus encuadernaciones, aunque
para esto último nada mejor que mirar despacio las fotos con las que termina esta entrada.
Guadalupe
Roldán dio sus primeros pasos como encuadernadora en el taller
"Cizalla" (con Ana Ruiz y Ruiz y Gonzalo Sánchez Arévalo) y después recibió enseñanzas de esas dos magníficas profesoras que son Ana
Ruiz Larrea y Dolores Baldó; sobre este bagaje, a lo largo de los años, ha profundizado en sus destrezas adquiridas con rebuscas incesantes desde lo que podemos considerar una metodología decididamente autodidacta
basada en la investigación, la observación, el estudio y el esfuerzo personal; desde hace unos años colabora en "Códex",
su taller de encuadernación sito en Rivas Vaciamadrid, con Susana Domínguez, donde da clases. Por la reciente exposición celebrada en Madrid en la tienda de
encuadernación "Honorio y Anita" (que ha sido objeto de una reseña en este blog) hemos podido comprobar la
calidad de los trabajos de sus alumnos.
Las encuadernaciones de Guadalupe Roldán (que ha diseñado también libros de artista en colaboración con J. Ulzurrún y Álvaro Ulzurrún, quienes interviene en el diseño de sus decorados) han obtenido varias veces el reconocimiento del Ministerio de Educación (Premio a las Mejores Encuadernaciones Artísticas) y galardones en Suecia y Reino Unido (en Oxford su nombre ha figurado entre los Distinguished winners de la asociación Designer Bookbinders en el año 2017). También han sido premiadas en Francia y Holanda y, a su modo, algunos de los bibliófilos españoles mejor preparados las han "premiado" también distinguiéndolas con sus encargos, como podremos comprobar leyendo los pies de las fotos con las que termina esta entrada.
Sobre la calidad técnica del cuerpo de obra de estas encuadernaciones, sobran las palabras: basta con mirar la bella imagen del cosido con escartivanas del Tagebücher, de Franz Kafka, ilustrado con litografías de Antonio Saura que se reproduce también al final de esta entrada.
Las encuadernaciones de Guadalupe Roldán (que ha diseñado también libros de artista en colaboración con J. Ulzurrún y Álvaro Ulzurrún, quienes interviene en el diseño de sus decorados) han obtenido varias veces el reconocimiento del Ministerio de Educación (Premio a las Mejores Encuadernaciones Artísticas) y galardones en Suecia y Reino Unido (en Oxford su nombre ha figurado entre los Distinguished winners de la asociación Designer Bookbinders en el año 2017). También han sido premiadas en Francia y Holanda y, a su modo, algunos de los bibliófilos españoles mejor preparados las han "premiado" también distinguiéndolas con sus encargos, como podremos comprobar leyendo los pies de las fotos con las que termina esta entrada.
Sobre la calidad técnica del cuerpo de obra de estas encuadernaciones, sobran las palabras: basta con mirar la bella imagen del cosido con escartivanas del Tagebücher, de Franz Kafka, ilustrado con litografías de Antonio Saura que se reproduce también al final de esta entrada.
Por lo que hace al diseño, lo primero que llama
la atención es la definición resuelta de su estilo. Nada de
componendas ni de fáciles soluciones de compromiso. Guadalupe Roldán profesa
una estética que podríamos llamar militante, pues sus decorados expresan
de forma sencilla, contundente y definitiva lo esencial de los textos que
recubren. Ante nosotros un mundo místico poblado por formas inspiradas lejanamente
en las esculturas de Eduardo Chillida, en las pinturas de Antonio Saura y en la
omnipresencia del negro invasor de Pierre Soulages. Guadalupe Roldán simplifica las
formas para adensar el contenido, evita el cromatismo, abraza lo despojado y
elegante del “menos es más” de Mies van der Rohe y abomina del horror
vacui, sambenito que, mucho antes de Sancha y Palomino, ha pesado
como baldón sobre la encuadernación de arte española. Frente
a ello, lo escueto y lo expresivo, decorados
capaces de integrar los procedimientos genuinos del arte secular de encuadernar
libros con las exigencias de la vanguardia artística del siglo XX,
como quería Paul Bonet.
J.L. Ch.¿Cómo
puede formarse un encuadernador de arte en la España de hoy?
G. R. M. No estoy al tanto de cuáles son los
organismos oficiales que en este momento se ocupan de la formación de los
encuadernadores.
Sé que existe un módulo de Formación Profesional
de Técnico Medio en Encuadernación y Manipulados de Papel y Cartón, pero no sé
qué se aprende.
Es de suponer que habrá instituciones oficiales
y/o departamentos donde encuadernadores de prestigio se ocupen de enseñar este
noble oficio.
Por otro lado, existen escuelas y talleres a lo
largo de nuestro país que desarrollan una gran labor, eso sí, en el ámbito
privado.
"Muy pocos "locos" de los libros son capaces de valorar el trabajo que conlleva una encuadernación de arte".
JL.Ch.¿Cómo
ves la situación general de la encuadernación de arte en la España de hoy?
G.R.M. Creo que en España hay grandes
encuadernadores que ponen empeño e ilusión en sacar adelante este oficio
elevándolo a arte. Muestra de ello es que en los certámenes internacionales de
encuadernación de arte los españoles siempre están presentes y, muy
frecuentemente, en lugares destacados. Eso se debe al trabajo, al esfuerzo y al
bien hacer de personas individuales, maestros, profesores y alumnos, empeñadas
en hacerlo cada vez mejor.
Otra cosa es que ese esfuerzo se vea recompensado
en lo que vale, tanto por la sociedad, el Estado y los mecenas.
Se lucha continuamente contra dos cosas
fundamentales: por un lado, la decadencia del libro de papel y por otro los
afanes capitalistas de que a todo ha de sacarse el máximo rendimiento
económico.
Muy pocos "locos" de los libros son
capaces de valorar el trabajo que conlleva una encuadernación de arte.
Incluso el Estado colabora en esto. No se favorece
ni se difunde el gran potencial que tiene España. Los concursos son escasos y
en los pocos casos que existen no se publicitan ni se retribuyen suficientemente.
La ausencia de asociaciones de encuadernación
también es un factor en contra.
"El bibliófilo da ánimo, confianza e
ilusión al encuadernador"
JL.Ch. ¿Cómo influye el bibliófilo
en tu trabajo?
G.R.M. El bibliófilo da ánimo, confianza e ilusión al encuadernador. De pronto hay alguien ahí que conoce y valora tu trabajo. El hecho de recibir un encargo llena de energía a los que encuadernamos. Da vitalidad pensar en el diseño, en la elección de los materiales, en el proceso constructivo y recrearse en el momento final de admirar la obra.
Sería bonito volver a los tiempos en los que la
biblioteca era ese lugar maravilloso donde colocar tus tesoros en papel, donde
la vista elije qué tocar y leer sentado en un lugar confortable. Ese lugar
mágico donde los niños aprenden donde se encuentra el saber y todo lo bello y
humano que contienen los anaqueles. Y si están hermosamente encuadernados,
mejor. Pero parece que esto está siendo engullido por las prisas, la
rentabilidad y lo tecnológico. Quiero decir que no confío en la continuidad que
las nuevas generaciones vayan a dar a la labor de abuelos y padres.
Espero que cada vez más haya ese tipo de
bibliófilo, acorde a los tiempos, alejado del tradicional, que se relacione con
el encuadernador de forma distinta y que saque y nutra estos momentos de vacío.
Hablo del que ama a los libros y los protege para la posteridad, sea cual sea su
poder adquisitivo y el valor de sus libros.
"El bibliófilo exige calidad, que el vestido
sea potente, elegante y lleno de alma."
J.L. Ch. ¿Cuáles
son las exigencias del bibliófilo?
G.R.M. Creo que, al hacer un encargo, el bibliófilo busca en el encuadernador la afinidad, su bien hacer, su estética y sobre todo que comparta con él la complicidad con el libro que le confía, que el encuadernador lo entienda y que, por ello, lo vista de la manera más digna.
Exige calidad, que el vestido sea potente,
elegante y lleno de alma.
Habría que distinguir entre el bibliófilo
preciosista o clásico que busca ante todo la belleza y el porte elegante de los
lomos con nervios y dorados, y aquel otro que potencia la creación de
vanguardia, donde prima la complicidad del contenido con la encuadernación.
JL. Ch. Así es, una cosa son las llamadas
"encuadernaciones-casaca", como las neoclásicas de Bozerien,
siempre homogéneas, monótonas, sustituibles, producto de un arte tradicional,
trabajos que sólo conquistan la relevancia artística cuando
rompen con una tradición acumulativa de repeticiones,
y otra muy distinta las "encuadernaciones de
estética contemporánea", "estrictu sensu" las de la
"Société de la Reliure originale" (desde poco antes de mediados del
siglo XX) , siempre "a la escucha de texto", las hoy codiciadas obras
de arte únicas de Creuzevault, Cretté o Bonet. La
"encuadernación de creación" deja de ser un artesanado; no es, desde
luego, como se dice vulgarmente de la encuadernación, un
arte menor ni un arte aplicado; es arte, ni más ni menos, un arte igual a
los demás, si es que puede establecerse una jerarquía entre las artes, y ello
porque las aportaciones técnicas y estéticas que demanda la
terminación de una "encuadernación de creación" piden una
armonización especialísima de componentes
e iniciativas variopintas orientados todos ellos a la
consecución de un todo orgánico, algo seguramente
extraordinario
G.R. M. A mí me gusta presentar al cliente, antes de comenzar mi trabajo, uno o varios diseños para que elija. El libro es suyo y creo que tiene derecho a formar parte del equipo. No me gusta decidir sobre algo que no es mío. Sería, desde mi punto de vista, imponer mi criterio. Y puedo asegurar que los resultados de este diálogo son muy satisfactorios y enriquecedores.
"Lo difícil para mí es resumir el libro en apenas unas formas o trazos. Ser esencialista. Me gusta tender a lo mínimo".
JL.Ch. ¿Qué es para ti más
importante a la hora de elegir el decorado de una encuadernación: el texto e
ilustraciones del libro o ser fiel a tu propio estilo de diseño?
G.R.M. Las dos cosas, dependiendo del
libro una irá por delante de la otra.
Sin olvidar mi estilo creo que éste siempre debe
estar acorde con el contenido, no importa que el libro lleve o no
ilustraciones. Ante todo me llama la atención el color, el papel, la
tipografía, la ligereza o la densidad del texto. Me informo sobre la obra; si no
la he leído, ojeo y leo entre líneas para captar su espíritu. Si conozco la
obra, ya tengo dado el primer paso.
Lo difícil para mí es resumirlo en poco, en
apenas unas formas o trazos. Ser esencialista. Me gusta tender a lo mínimo.
J.L. Ch.Guadalupe
Roldán practica un esencialismo oracular, la economía de medios; sus diseños
parecen crómlechs maltrechos; es la vision de un cosmos en expansión expresado
con unos blancos y unos negros donde, como escribió Cirlot de la pintura de
Saura, "la vida y la muerte se entremezclan, se funden como realidad pugnante".
Diseños sencillos e impolutos en su presentación de áreas nítidas, de áreas
"borde a borde" sobre pieles duras, sin teñir, sin grano, solo
manchadas por una leve tipografía que no perjudica la rotundidad de la
expresión.
"Si
el diseño es potente, tiene alma y llega de forma ordenada y completa al
espíritu, es que detrás hay un artista".
JL.Ch. ¿Crees que el autor
material de una encuadernación de arte ha de ser la misma persona que el
inventor de su decorado?
G.R.M. Es como se ha venido y se viene
entendiendo a la hora de valorar a un encuadernador. Es el debate. Desde luego no es mi caso.
Para los proyectos importantes suelo trabajar en
colaboración con mi esposo J.J. Ulzurrun, y a veces con mi hijo Álvaro
Ulzurrun, a la hora de pensar un diseño. Lo pensamos y repensamos aunque
siempre prevalece mi criterio, no tanto por capacidad y formación estética sino
porque llevar al libro un diseño a veces es complicado.
JL. Ch. En efecto, diseñar sobre papel es una
cosa y trasladar al libro ese proyecto cosa muy diferente. En la Escuela de la Cambre
bruselense, la gran profesora de encuadernación que fue Micheline de Bellefroid -cuenta su antigua alumna Christine
Léonard- hacía ejecutar a sus alumnos diseños que había inventado el pintor
Jo Delahaut sin tener en cuenta las limitaciones técnicas que, sobre el libro,
imponía trabajar con determinados materiales.
G.R. M. Creo que
ser encuadernador de arte no lleva necesariamente aparejado ser artista y eso
hoy se confunde con mucha frecuencia.
Si el diseño es potente, tiene alma, llega de
forma ordenada y completa al espíritu, es que detrás hay un artista.
El diseño entonces puede llegar a ser intemporal.
"Lo
más complicado es, que con mi estilo de colores muy austeros y ausencia de
texturas, pueda conseguir un diseño que capte la esencia del texto".
JL.Ch. ¿Cómo determina el texto del
libro que encuadernas el diseño de tu encuadernación?
G.R.M. Intento descubrir y captar en
la temática sus mensajes. No es lo mismo encuadernar un texto infantil que un
poema o una epopeya. Lo más complicado es conseguir un diseño que capte la
esencia del texto sin renunciar a mi estilo de colores muy austeros y con
ausencia de texturas.
JL.Ch. ¿Cómo influyen las ilustraciones y demás rasgos
bibliofílicos del libro en el diseño de tus encuadernaciones?
G.R.M. De forma definitiva. Sobre todo los
colores.
Huyo de la traslación de las imágenes de las
ilustraciones al diseño. Ahí sí que me separo del ilustrador, pero por respeto
a su obra. Emularlo sería para mí un insulto. Él o ella han hecho su trabajo y
a mí me corresponde hacer el mío. Entonces sólo puedo recurrir a los colores y
a las formas esenciales.
"Lo
que hacemos no es más que la recopilación de todo lo que hemos aprendido de
otros y por respeto a nuestros maestros nosotros debemos enseñar lo que
sabemos".
JL.Ch. ¿Secretismo para preservar lo que nos ha costado
mucho esfuerzo adquirir o, por el contrario, trabajo en equipo y principio de
colaboración?
G.R.M. Apuesto decididamente por el trabajo en
equipo. Así lo llevo haciendo durante 20 años tanto en nuestra escuela, Códex,
como a nivel personal.
Guardarse para sí lo que uno sabe es mezquino y
está en contra de la buena tradición de lo que es ser maestro. El que sabe algo
debe enseñarlo, si no ¿para qué sirve?
De hecho, lo que hacemos no es más que la
recopilación de todo lo que hemos aprendido de otros y por respeto a nuestros
maestros nosotros debemos enseñar lo que sabemos.
J. L. Ch. “Jamás daré en España ninguna enseñanza, ya que no puedo seguir dando lo que a mí no me dieron. Yo he sido un autodidacta y no puede presumir nadie de haberme enseñado nada" (Antolín Palomino). Las resentidas palabras del maestro burgalés han quedado obsoletas. Desde entonces las cosas han cambiado mucho en España con la proliferación de escuelas de encuadernación, el auge del trabajo en equipo y con la difusión de habilidades y técnicas a través de la interesante literatura de los manuales de encuadernación. Sus autores son, entre otros, Sabrel, Monje, Torrente Secorún, Cecilio Cámara, Emilio Brugalla, José Cambras, Carlos Vera...
JL.Ch. ¿Por qué crees que en la
España de hoy hay tan poca demanda de encuadernaciones de arte de estética
contemporánea?
G.R.M. Supongo que porque seguimos anclados en
los cánones clásicos, en el arte, en la música, en las artes escénicas, etc...
Aún no hemos asimilado el arte de vanguardia de hace más de un siglo. Queremos
seguir viendo lo que entendemos, o creemos entender, y aún no hemos dado el
salto a lo que sentimos.
Quiero decir que, como en el arte, nos sigue
llamando la atención lo realista, las imágenes recurrentes, lo que conocemos.
Nos da miedo el arte abstracto y demás vanguardias porque, al no sentirlo,
seguimos queriendo ver un gorro cuando ni siquiera hay un elefante.
Mientras las escuelas infantiles y de primaria no
den una formación estética seria seguiremos anclados en lo antiguo, y a los que
demandan encuadernaciones de arte les pasará lo mismo
JL.Ch. ¿Crees que el dominio del dorado
tradicional es imprescindible en la formación de un encuadernador de arte?
G.R.M. Creo que sí, pero la vida no da para
dominar todas las técnicas.
Respeto profundamente todos los oficios y el
tiempo que lleva conseguir la maestría.
Un buen dorador es definitivo para rematar una
obra en equipo, que como he dicho antes es mi forma ideal de trabajar.
"Siempre
pienso que no se va a valorar suficientemente una encuadernación sencilla,
liviana, con poca cosa. Si pudiera librarme de ese prejuicio, haría
encuadernaciones aún más simples."
JL.Ch. ¿Qué factores piensas determinan el precio
que ha de pagar el bibliófilo por una encuadernación de arte?
G.R.M. Para mí es imposible contestar a esta
pregunta ¿El tiempo invertido? ¿Los materiales utilizados?
Me temo que, desgraciadamente, se siguen
valorando esas cosas.
A veces, me sucede a menudo, cuando me hacen un
encargo o me presento a un concurso, dado que soy muy minimalista, me asalta la
duda de que el que el cliente o el jurado pensarán que me he quedado
"corta". Siempre creo que no se va a valorar suficientemente una
encuadernación sencilla, liviana, con poca cosa.
Si pudiera librarme de ese prejuicio haría
encuadernaciones aún más simples.
"La
encuadernación de arte no está pagada. Si contamos las horas desde que se
piensa en el diseño, la elección de materiales, la preparación del proyecto...
entonces es impagable".
JL.Ch. ¿Ves posible con la crisis económica
actual una encuadernación de arte a precios asequibles o crees que esta
singular profesión, la de la bibliopegia, nunca se liberará de sambenito de ser considerada un
"arte ricos”? Seguramente Veblen habría descrito lo
que se paga por una encuadernación conspicuous consumption, gasto
de una suma elevada que hace la clase ociosa en un bien inocuo.
G.R.M. Entramos en el terreno, de nuevo, de la
rentabilidad. La encuadernación de arte no está pagada. Si contamos el tiempo
que lleva pensar el diseño, la elección de materiales, la preparación del
proyecto (que en mi caso es larga, ya que no cuento con hacer correcciones), la
elaboración y acabado... entonces es impagable.
Así las cosas, ¿qué hacer? Pues seguir
encuadernando.
Mientras los bibliófilos no cejen en su
empeño de conseguir una encuadernación de gran calidad a un precio bajo,
supongo que estará condenada a desaparecer.
Cuestión diferente es que seamos capaces de
empezar a valorar otras cosas, nuevos materiales, técnicas constructivas
novedosas, algo más que el mero encartonado, que tengamos en cuenta
presentaciones más vanguardistas y sofisticadas. En ese caso es posible
que entre todos podamos sacar adelante este arte-oficio. Que deje de ser un
arte de ricos para ser un arte de todos.
JL.Ch. No les falta razón a los encuadernadores que sostienen que, en las transacciones de encuadernaciones de arte, los adquirentes no
pagan generalmente ni la mitad de las horas que el encuadernador invierte en su trabajo.
Tampoco la competencia y habilidades acumuladas. Por ello pocos encuadernadores
se aventuran hoy a ejecutar trabajos a la antigua usanza, esto es, decorados con pequeños hierros, cincelados de cortes, trabajos que pueden necesitar cientos de intervenciones algunas de las cuales (al menos en el dorado) tienen que repetir varias veces. ¿Cómo pagar con equidad este trabajo?
JL.Ch. ¿Qué futuro
crees le espera a la encuadernación de arte en España?
G.R.M. Si no tomamos, o las autoridades no toman, cartas en el asunto lo veo anodino y aburrido.
Hace falta ya, y de forma urgente en este país,
la creación de una escuela o instituto integral del libro. Incluso a nivel
universitario.
Es fundamental enseñar tipografía, grabado,
restauración, dorado, técnicas constructivas, fotografía, etc... en un gran
centro interdisciplinar donde puedan formarse las nuevas generaciones.
¿Que eso entraría en conflicto con las escuelas
privadas? ¡Bienvenido sea!
ENCUADERNACIONES DE GUADALUPE ROLDÁN
Entreguerras: o de la naturaleza de las
cosas
J.M. Caballero Bonald
Edición
especial para el Premio a las Mejores Encuadernaciones Artísticas, 2013
Seix
Barral, 2013
Medidas:17,5x28x2,3
cm
Galardonado
con el Primer Premio 2013
Encuadernación en piel negra
box calf. Decoración con aplicaciones en pieles blanca y gris. Incisiones. Diseño concebido en colaboración con José J. Ulzurrun.
Foto
de la encuadernadora
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Tagebücher
Frank Kafka
Litografías de Antonio Saura
Texto en alemán
Manu Press, Stuttgart 1988
Medidas: 26x32x3 cm
Encuadernación
en piel boxcalf negra, cosida sobre escartivanas. Decoración
con aplicaciones en piel de vacuno blanca e incisiones.
Diseño concebido en
colaboración con José J. Ulzurrun.
Foto y texto cortesía
de www.unikabooks.com
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