La armónicas transiciones cromáticas que vemos en esta serie de encuadernaciones conceptuales terminadas en el Departamento del Libro de Burg Giebichenstein (Halle) bajo la dirección de Mechthil Lobisch en 2002 para Il Cantico delle creature di Francesco di Assisi expresan el ritmo de un concepto, no hacen interpretación de contenidos literarios, afirman lo impersonal a través de la poesía visual. Estamos, primero, ante un arte concreto y literal que potencia la presencia material de un libro real en el mundo (una exigencia constructivista). Después, ante lo metafísico, espiritual e inmaterial literario (una exigencia de contemplación y meditación). Las encuadernaciones de Lobisch amalgaman en un todo estos dos significados, una prolongación de los espacios pictóricos vacíos de Kazimir Malevitch y las monocromías (o coloraciones de la nada ) de Yves Klein, Rauschenberg, Robert Irwin, Enrico Castellani, Piero Manzoni y Lucio Fontana, creadores, como la encuadernadora alemana, de espacios cerrados y herméticos contrarios a la ilusión y la alusión.
La Librería Bardón de Madrid es un punto de referencia obligado para los aficionados a los libros antiguos de Madrid. La fundó en 1947 Luis Bardón López (1897- 1964) en la plaza de San Martín, próxima al Monasterio de las Descalzas Reales, y desde sus inicios se llamó « Librería para bibliófilos ». Puede leerse este nombre en la fachada del establecimiento, si bien hoy el nombre comercial es simplemente « Librería Bardón ». Se ha querido con ello dejar clara la naturaleza familiar del negocio. Como en otras actividades, entre los libreros la familia desempeña un papel crucial en la transmisión de saberes y habilidades. Éstas perviven en el tiempo porque pasan de padres a hijos. En muchas sagas libreras los valores de la satisfacción interior y el compromiso del « trabajo por el trabajo » han predominado sobre el protagonismo de sus miembros dando lugar a exce...
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