Pedro Berrugete, pintor de encuadernaciones II

El Retrato del Cardenal Bessarion, también de Pedro Berruguete, representa fidedignamente una encuadernación heráldica con cerramientos. En el centro de la cubierta principal, quizá enmarcada por filetes, se reproduce el escudo de armas completo, hierro constitutivo de la encuadernaron heráldica, que quizá está coronado por un motto, lema o leyenda. Esta suele aparecer encima de los escudos de dignatarios de la Iglesia, se estampa una sola vez en el centro de la cubierta delantera y puede repetirse en la cubierta trasera y en el entre-nervio central del lomo. Es un escudo coloreado o policromado que en heráldica se llama "esmalte", escudo estampado en oro y no gofrado en seco con realces o incrustaciones de trozos de cuero embutidos sobre la cubierta a modo de mosaico. La utilización de este hierro heráldico no sólo facilita el conocimiento de un conjunto de alusiones metafóricas relativas al contenido del libro en las encuadernaciones parlantes, sino que también nos aproxima a los usos estéticos de un tipo de decoración conectada con los estilos artísticos dominantes en la España de los siglos XV y XVI (mudéjar y plateresco). El significado del blasón es social (reconocimiento de que la persona que lo utiliza pertenece a la aristocracia) y cultural (afirmación de que la nobleza protege la cultura del libro). Pero a esta doble denotación de la encuadernación heráldica se añade una connotación individual que alude directamente a la identidad y personalidad de quien utiliza conscientemente los emblemas. En este lienzo el escudo significa posesión individual del libro por parte de quien lo sostiene, pero también integración del volumen marcado en una colección privada. Berruguete quiere aludir sin duda a la erudición de Bessarion (l395-1472), traductor de las letras y la filosofía clásica, pero también a su bibliofilia. Los prelados y dignatarios de la Iglesia, como el Cardenal Bessarion retratado por Pedro Berruguete, marcaban los libros litúrgicos (Pontificales y Ceremoniales) con escudos para que los ejemplares adquirieran notoriedad cuando los enviaban a Roma. La forma redonda del emblema, campo acotado que alberga el blasón eclesiástico, es quizá un recuerdo de la tonsura. Estas indicaciones aproximan la representación del libro en este lienzo hacia una intención realista.