El soporte de esta encuadernación son dos tapas de madera de media densidad, una pervivencia de la tradición ligatoria monástico-medieval. El recubrimiento, piel de cabra marrón oscura –cordobán- trabajada con las técnicas del guadamecí, confirma la solidez estructural del bloque librario. Un cerramiento de latón (el superior, el inferior se ha perdido), el buen acabado del cosido y la robustez de las dos cabezadas, compuestas por un hilo rojo y otro verde, aseguran la firmeza del cuerpo del libro. La decoración gofrada cubre toda la cubierta, también el lomo, que está segmentado por cuatro nervios. En el centro un círculo con doble orla inscrito en dos lados de un rectángulo está decorado con finos hierros, que son tronquillos, arquitos, puntos, segmentos rectos o curvos, intrincadas labores de cestería, anudados y bastoncillos encadenados. Los espacios definidos por los encuadramientos, dos líneas paralelas gofradas en seco que delimitan una calle exenta de ornamento, están ornados con enlaces simples decorados con puntos ejecutados con punzones o matrices. Una orla, decorada con diminutas formas ovoides con un círculo punteado en su centro, crean, al repetirse rítmicamente en los cuatro lados de la cubierta, un orden armónico opuesto al resto de la decoración, siempre más inextricable. La composición integra elementos góticos - compartimentación con filetes, el círculo, cercano a rosetones de catedrales- con otros musulmanes magrebíes e hispanoárabes: decoración abstracta, geometrías perfectas, ritmos de repetición, ejes de simetría, hierros entrelazados, punteados, lazos trenzados sogueados,dobles líneas, hierros pequeños como fondo... Las rectas crean grecas al mezclarse sugiriendo una trama infinita dominada por el claroscuro. Los aparentes cambios de luz enfatizan la condición perecedera del ornamento, imagen en el Islam de lo móvil opuesto a lo estable, sólo predicable de Dios. La densa decoración reticular en maya expresa la idea de un cosmos fragmentado en átomos, la única manufactura posible para el artesano del libro, pues, para el Islam, la obra perfecta y unitaria sólo está al alcance de Dios.
La Librería Bardón de Madrid es un punto de referencia obligado para los aficionados a los libros antiguos de Madrid. La fundó en 1947 Luis Bardón López (1897- 1964) en la plaza de San Martín, próxima al Monasterio de las Descalzas Reales, y desde sus inicios se llamó « Librería para bibliófilos ». Puede leerse este nombre en la fachada del establecimiento, si bien hoy el nombre comercial es simplemente « Librería Bardón ». Se ha querido con ello dejar clara la naturaleza familiar del negocio. Como en otras actividades, entre los libreros la familia desempeña un papel crucial en la transmisión de saberes y habilidades. Éstas perviven en el tiempo porque pasan de padres a hijos. En muchas sagas libreras los valores de la satisfacción interior y el compromiso del « trabajo por el trabajo » han predominado sobre el protagonismo de sus miembros dando lugar a exce...
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