"Hacia el alba, soñó que se había ocultado en una de las naves de la biblioteca del Clementinum. Un bibliotecario de gafas negras le preguntó: "¿Qué busca? Hldick le replicó: "Busco a Dios". El bibliotecario le dijo: "Dios está en una de las páginas de uno de los cuatrocientos mil tomos del Clementinum. Mis padres y los padres de mis padres han buscado esa letra:, yo me he quedado ciego buscándola".
La bibliofilia praguense también nos lleva a Apollinaire. En El traseúnte de Praga (La Revue Blanche, 1902), el poeta francés, antes de dejarse poseer por la atmósfera de sortilegio de la ciudad a través del paseo que el protagonista de este relato da con Isaac Laquedem, la enésima y espectral reencarnación del Judío Errante, nos habla de la presencia e influencia en la capital de Bohemia de los libros franceses, en especial de los de Victor Hugo. Años después otro francés, André Breton, describió Praga, mucho antes que Ripellino, como "capital mágica de Europa". Leamos el comienzo del texto de Apollinaire.
Apollinaire |
La atmósfera de sortilegio de Praga recreada en en esta sugerente cubierta de guía turística francesa |
“En marzo de 1902 estaba en Praga.
Llegaba desde Dresde.
Desde Bodenbach, donde están las aduanas austriacas, los modos de conducirse de los empleados de los ferrocarriles me habían demostrado que la rigidiz alemana no existe en el imperio de los Haugsburgo.
A la salida de la estación Francisco José, después de haber sorteado a los mozos que me ofrecían sus servicios con su generosidad italiana chapurreando un alemán incomprensible, empecé a caminar por las viejas calles con la intención de encontrar un alojamiento que estuviera en consonancia con mi condición de viajero no excesivamente rico. Según una costumbre bastante inconveniente pero muy cómoda cuando no se conoce a nadie en una ciudad, pregunté a varios transeúntes.
Para mi sorpresa los cinco primeros no entendían una sola palabra de alemán, sino únicamente el checo. El sexto al que me dirigí sonrió y me respondió en francés:
-Hable francés, señor, nosotros detestamos a los alemanes mucho más que los franceses. Nosotros odiamos a esas gentes que quieren imponernos su lengua, se aprovechan de nuestras industrias y de nuestro suelo de cuya fertilidad todo cabe esperar, el vino, el carbón, las piedras finas y los metales preciosos, todo, menos la sal. En Praga sólo se habla el checo. Pero cuando usted hable francés los que sepan responderle siempre lo harán con alegría.
Me señaló un hotel que estaba situado en una calle cuyo nombre se escribe de tal modo que se lo pronuncia Porjitz y se despidió reiterándome su simpatía por Francia.
Pocos días antes París había celebrado el centenario de Victor Hugo.
Traducción al checo de "Nuestra Señora de Paris", de Victor Hugo |
Aparece, como los textos citados en esta entrada, en el libro Praga, un enfoque literario, selección de textos e imágenes por José Luis Checa, una antología literaria dedicada a la ciudad natal de Kafka publicada por Edinexus multimedia, una editorial malagueña muy atenta a los valores estéticos de la fotografía de arte del siglo XX (ver imagen de arriba).
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