En la Edad Media las encuadernaciones ricas de orfebrería sobre libros religiosos los protegían y adornaban al tiempo que desem- peñaban una función simbólico-religiosa. Escribe Vicent de Lerins: “Acierta quien decora los Evangelios con oro, plata y piedras preciosas, pues en estos libros relumbra el oro y la sabidiuría de los cielos, en ellos brilla la plata con una elocuencia fundamentada en la fe”. El oro figuraba la sabiduría; la plata, la piedad; el bronce, duro y preservado de herrumbre, “es una imagen de la fuerza que el alma conserva conservando la duzura del incorruptible amor”. La materialidad de las piedras preciosas, siguiendo el neoplatonismo y el Abad Suger, pretendía, sobre estos libros, reflejar una divinidad entendida como realidad inmaterial y señalaba metafóricamente la luz que emana de Dios. En la imagen una encuadernación de marfil rodeada de piedras preciosas (siglo XIII).
En la Edad Media las encuadernaciones ricas de orfebrería sobre libros religiosos los protegían y adornaban al tiempo que desem- peñaban una función simbólico-religiosa. Escribe Vicent de Lerins: “Acierta quien decora los Evangelios con oro, plata y piedras preciosas, pues en estos libros relumbra el oro y la sabidiuría de los cielos, en ellos brilla la plata con una elocuencia fundamentada en la fe”. El oro figuraba la sabiduría; la plata, la piedad; el bronce, duro y preservado de herrumbre, “es una imagen de la fuerza que el alma conserva conservando la duzura del incorruptible amor”. La materialidad de las piedras preciosas, siguiendo el neoplatonismo y el Abad Suger, pretendía, sobre estos libros, reflejar una divinidad entendida como realidad inmaterial y señalaba metafóricamente la luz que emana de Dios. En la imagen una encuadernación de marfil rodeada de piedras preciosas (siglo XIII).
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