Esta funda castellana de terciopelo morado que protege una encuadernación mudéjar está estampada al fuego con dibujos góticos de tallos y fores dispuestos simétricamente. Destacan dos aplicaciones de plata dorada con sendas grandes iniciales (de 21 cm. cada una) : la Y coronada, inicial de Isabel de Castilla, y la F coronada, inicial de Fernando de Aragón, decoradas con roleos y coronadas, son, como superlibris, una personalización de los Reyes Católicos como coleccionistas de libros. Presenta cuatro cierres y ocho broches esmaltados con representaciones de yugos en la cubierta anterior y flechas en la posterior con fondo de vegetales bordeados de un cordoncillo mudéjar. Completan la decoración cintas de cierre de brocado de oro sobre seda granate con grecas que terminan en planchas de plata nielada con un grupo del Arcángel San Miguel luchando contra el diablo, y esmaltes moriscos azules, rojos, verdes, blancos insertos entre labores de plata, manezuelas o correas recubiertas con hiladillos o brocados de oro. Un cordón de hilo negro bordado en oro en las bandas decora los cantos. Forro interior de seda morada que con el paso del tiempo se ha vuelto granate. Ha sido restaurada en 1972 –sin intervención en los tejidos y con incorporación de clavos nuevos- por la encuadernadora María Victoria Calderón. Las fundas para proteger objetos están asociadas a una práctica religiosa de los primeros cristianos para la cual cubrirse las manos al manejar u ofrecer objetos preciosos equivalía a acto de piedad y veneración para con el objeto manipulado, significado religioso visible en la funda del Breviario de Isabel la Católica (Biblioteca del Monasterio de El Escorial), pero en el siglo XV las fundas son también una elección laica que indica un uso privado y alude a la preciosidad del libro contenido, en este caso un códice copiado en el siglo XV del escriptorio de Alfonso X el Sabio con las Partidas 2 a 7 ornado con iniciales y orlas al estilo francés y con miniaturas del rey Alfonso.
La Librería Bardón de Madrid es un punto de referencia obligado para los aficionados a los libros antiguos de Madrid. La fundó en 1947 Luis Bardón López (1897- 1964) en la plaza de San Martín, próxima al Monasterio de las Descalzas Reales, y desde sus inicios se llamó « Librería para bibliófilos ». Puede leerse este nombre en la fachada del establecimiento, si bien hoy el nombre comercial es simplemente « Librería Bardón ». Se ha querido con ello dejar clara la naturaleza familiar del negocio. Como en otras actividades, entre los libreros la familia desempeña un papel crucial en la transmisión de saberes y habilidades. Éstas perviven en el tiempo porque pasan de padres a hijos. En muchas sagas libreras los valores de la satisfacción interior y el compromiso del « trabajo por el trabajo » han predominado sobre el protagonismo de sus miembros dando lugar a exce...
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