En el pequeño y exclusivo mundo de la encuadernación de arte española todo el mundo conoce a Ana María Ruiz-Larrrea
(1947). Es, quizá, la figura más carismática de la encuadernación española del siglo XXI, la profesora de encuadernación por antonomasia, una excelente enseñante a juzgar por los testimonios de sus muchos alumnos sobre los que a veces ha influido de forma más que determinante. Ruiz-Larrea personifica la ruptura con el anquilosado mundo de la encuadernación española del siglo XX (dominado por las glorias petrificadas de Antolín Palomino y Emilio Brugalla), un nuevo modo de comunicar la cultura ligatoria ajeno a los secretismos de antaño, pero encarna también la estética contemporánea, la ruptura con la repetición de los grolieres, canevaris, padelopus o sanchas, el dinamismo puro de la acción porque la suya es una trayectoria jalonada por innumerables inciativas asociativas, por la organización de exposiciones y ...
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